Cuando se habla de Patagonia, usualmente, la gente se le viene a la cabeza imágenes de grandes montañas rodeadas de pampas interminables en las cuales encontramos una fauna muy especial caracterizada por Pumas y Guanacos principalmente. Un lugar en donde el viento es un protagonista permanente que moldea rocas, hielo y también la vegetación, la cual crece de forma achaparrada por este motivo. Es un lugar donde llueve y nieva de forma intermitente, no alcanzando más de 200 a 300 mm de promedio. Uno de los lugares que representa a cabalidad este paraje es, por ejemplo, el Parque Nacional Torres del Paine, en la Patagonia Chilena.
Pero existe otra Patagonia mucho menos conocida a nivel mundial situada en plena cordillera de los Andes, que en estas latitudes se encuentra bañada por las aguas del océano Pacífico, y es aquí donde reposan los grandes campos del Hielo del Sur de Sudamérica. Aquí, donde antiguamente existían grandes glaciares, ahora existen profundos fiordos con mas de 40.000 islas desde la ciudad de Puerto Montt hasta el Cabo de Hornos.
En esta región encontramos un clima completamente distinto al de la Patagonia oriental, caracterizado por un promedio de precipitación que alcanza los 4000 mm anuales. Gracias a esto, bosques milenarios tapizan cada rincón de suelo fértil, dando origen a un ecosistema único que esta directamente relacionado con el mar. Solo en pocos lugares en el mundo, como Alaska, Noruega, Groenlandia y Nueva Zelanda, podemos encontrar fiordos como estos. Es por lo mismo que navegar a través de ellos representa una experiencia única y especial.
En Noviembre de 2023 organicé una expedición fotográfica, junto a 8 participantes, a la región de Aysen, en el corazón de la Patagonia chilena. El propósito era navegar durante 6 días por las aguas del océano Pacífico, teniendo como punto final la laguna San Rafael, con su gran glaciar que se adentra en este cuerpo de agua.
Esto lo hicimos a bordo de una embarcación única en su clase, la “Noctiluca”, la cual fue construida en la isla Grande de Chiloé y puesta en el agua en el año 2007. Es un barquito hecho de madera, con un diseño muy tradicional, pero con toda la tecnología actual para permitir una navegación segura por los fiordos patagónicos.
Durante esta expedición tuvimos la oportunidad de desembarcar en distintos rincones del recorrido, siempre en la búsqueda de imágenes y momentos que representaran a cabalidad este increíble región de Chile. En cada una de estas ocasiones siempre encontramos oportunidades especiales, a pesar del clima, el cual nos recordó constantemente dónde estábamos. Pero eso no fue un impedimento para visitar y maravillarnos de esté indómito lugar.
La llegada a la laguna “San Rafael”, ubicada en el Parque Nacional del mismo nombre, siempre es un hito memorable, ya que debes ingresar navegando a través del río “Témpanos”, muchas veces esquivando icebergs que se desprenden del glaciar. Pero una vez pasado eso, se entra a un enorme cuerpo de agua, donde los Hielos flotan, rodeado de grandes montañas y como telón del fondo, el ventisquero “San Rafael”. Es aquí donde después de un rato navegando nos acercamos a este enorme murallón de hielo, el cual lamentablemente ha ido retrocediendo cada vez más rápido debido al calentamiento global.
Pero este viaje nos sorprende cada día, en cada kilómetro navegado, con una rica fauna marina, la cual podemos encontrar en distintos islotes que sirven de lugares de nidificación para una gran cantidad de especies, dentro de las cuales destacan Lobos marinos, Cormoranes Imperial y Lile, Pelícanos, Gaviotas y pingüinos de Magallanes, entre otros. Es fascinante acercarse a estos lugares y ver miles de individuos, coexistiendo libremente. Sin lugar a dudas una reserva de vida que se debe proteger.
Desde el punto de vista fotográfico, es un destino desafiante, ya que las condiciones no siempre son las más fáciles de manejar. La gran cantidad de lluvia genera cierta preocupación para con los equipos, pero de todas formas estos responden bien si se toman ciertas precauciones. Además de eso, la gran vastedad del lugar hace que a veces nos sobrecoja y nos cueste armar imágenes que traten de recrear lo que estamos viendo con nuestros ojos. Es por esto que un viaje a esta región requiere de una observación pausada y una planificación adecuada para llevar a cabo nuestros objetivos.
Con respecto al equipo que lleve esta vez a esta expedición, este consistió de lo siguiente:
Con todo ese equipo fui capaz de traer mucho material de vuelta, el cual aún no termino de revisar todo, ya que son miles de fotos, pero de todas formas aquí les comparto una buena muestra de lo que fue esta expedición sin igual, que volveré a repetir en el último trimestre de este año 2024, en esta “Patagonia Indómita”.
